Sin destino, sin dirección

Mi obsesión por las nuevas aceras me lleva fuera, casi, de Montilla. Ahí está el cartel de que se acaba el pueblo... Una bonita acera que rodea otra magnífica urbanización, esta vez en Santo Domingo. La pena es que esta magnífica acera ni venga de ningún sitio ni tenga destino cierto. Las que la usemos acabaremos condenadas a girar en torno a las casas en un bucle sin fin, porque más allá ya no hay acera, ni pueblo, ni camino... A mí, como en la campaña del post anterior es sólo un sueño, me gustaría ver un gran paseo que circundara Montilla, un paseo de dos horas sin pasar dos veces por el mismo sitio, donde pudieras andar sin sin coches en las aceras, sin tener esquivar el andamio, la obra, el charco, la valla, el palo, la moto o lo que fuese. Quién sabe, igual lo vemos, algún día.