El juego de las diferencias
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La respuesta es “la fecha”. Cuatro meses de diferencia hay entre la foto 1 y la 2, igual que para el resto que ilustran estos párrafos. Todas las de la izquierda son de enero de este año y las de la derecha, del pasado día uno de mayo.
Los planes de adecentamiento de este entorno privilegiado que tantas personas usamos vienen de lejos y se van amontonando como las hojas sobre el cartel del ejercicio número 11 del pseudo circuito saludable del Parque Tierno Galván.
En agosto de 2004, un reportaje de José María Luque en el Diario Córdoba titulado Las heridas del Parque ya llamaba la atención sobre la falta de mantenimiento que sufría esta magnífica y maltratada zona verde de nuestro pueblo. A raíz de ello, o no, quién sabe, el ayuntamiento presentó un Plan de empleo (lo mismo que está usando estos meses para adecentar la calle San Fernando o el resto de zonas de juego de los parques públicos) para “desecar el lago, colocar una zona verde en el entorno del edificio de servicios, reponer los viveros y remodelar el circuito para deportistas, así como otras medidas para la protección de la arboleda y otras iniciativas destinadas a realzar la estética del enclave.” El entrecomillado son citas que el periodista hace de las declaraciones del concejal de Seguridad y servicios municipales, José Santiago Aguayo, tal y como lo recoge el autor (I.G.O.) en la noticia publicada el 14/12/2004. Un poco antes, el 12/10/2004, también José María Luque, cita al mismo concejal para decir que en el “edificio municipal se creará un servicio de guardería permanente y se introducirán mejoras en el actual edificio para acoger la vivienda del guarda en la planta superior y se mejorará el resto del edificio para acoger servicios municipales”.
Después de terminar aquel Plan de empleo, lo único palpable que queda es que el lago está desecado. Del servicio de guardería, de la mejora de la zona de deportistas, de las acciones de protección de la arboleda y de las destinadas a realzar la estética del enclave y de los servicios municipales ubicados en el edificio, ni rastro. Desde luego, vivir sí que vive alguien ahí, de eso no hay duda a tenor de la exposición de su colada. El resto de promesas se acumulan, incumplidas, como las hojas secas de este montón del parque, que si no crece, tampoco parece que vaya a menos...