Fiesta de la Cruz
A mi, como podréis imaginar, lo que me gusta de la Fiesta de la Cruz es que las calles de mi barrio amanezcan así: sin coches. A primera hora de la mañana, el panadero y otros "servicios" circulan como habitualmente, pero casi todo el día se pueden disfrutar las calles así, expeditas y todas ellas para las que caminamos.
La Fiesta de la Cruz tiene su gracia no por la "connotaciones religiosas" que el concejal Hidalgo le adjudicaba el otro día (ver cita de Edmond de Rostand), sino por su carácter popular, tanto de en la iniciativa como en la ejecución, donde son las vecinas (muy pocos hombres se ponen a currar en el asunto, dicho sea de paso) las que hacemos la fiesta y donde el ayuntamiento pone las señales, las luces y los guardias y no sólo pone poco, sino que ni quita lo que le corresponde:

Luego está el punto kitsch de la decoración que se curran las chicas, que ni Paco Clavel la mejoraría. Primero está la estrella de la fiesta: Las cruces.
Las hay hechas de caracoles,
de mejillones
de almejas
de nueces y garbanzos
y ¡¡hasta de lápices de colores!!
Aunque lo que de verdad es protagonista en la fiesta es el plástico. De plástico pueden hacerse casi todos los adornos posibles, empezando por la estrella de la fiesta: La cruz de frutas de plástico. A ésta le he dado yo un diez
De plástico son también los adornos de las fachadas. Plástico decorado, eso sí. ¡¡Nunca habrá reconocimiento suficiente a lo que la maestra de manualidades hace por la fiesta de la Cruz!! Y si no, ¿qué me decís de cómo se le da vida a estos simples platos de pic-nic de usar y tirar?.
Y también son de plástico esos belenes de muñecos con traje de faralaes "que quitan el sentío, mi arma", como si de un patio pintado por los hermanos Alvarez Quintero se tratase. Ahí está esa pareja en la Calle La cruz, con su tomatitos cherri al lado del churumbel, que también hay que presumir de lo que hace una con sus macetas, joé!.
O esa Nancy de flamenca, que también tiene su "a'ge",
Y el premio al belén flamenco de plástico se lo lleva la Calle Blanco, con su recreación-homenaje de la cochera-escuela:
Es muy entrañable esta fiesta y es una pena que, poco a poco, se vayan cayendo calles de la celebración (en la de Juan Colín, por ejemplo, los adornos han sido testimoniales) e incluso en las calles con más tradición, se veían huecos de casas sin adornar de vecinas ya cansadas o nuevas incorporaciones al barrio que pasan de la tradición. No sé si los vecinos o la Asociación La Silera reciben alguna aportación económica para que se mantenga esta fiesta, aunque el Ayuntamiento debería pensarse en hacerlo para que no se pierda algo tan original y curioso como esta forma de festejar la Fiesta de la Cruz.
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