Pifia

Le pasa a nuestro ayuntamiento con las obras como a algunos chicos con lo otro: los preliminares, escasos y denunciables, la ejecución, lenta pero con muchas quejas por parte de las usuarias y el remate, pésimo y sin tener en cuenta esos puntitos artísticos que hacen de una faena arrancar aplausos de los del siete. Como el pastelero novel, que olvida las guindas rojas del pastel y lo presenta soso e incoloro, se dejan flecos sueltos que afean y no hace lucir el gasto de nuestro dinero como debiera.

 

 

Hablo del remate cutre y chapucero de esta esquina que tanto tiempo se ha llevado y que tanto (memoria frágil la del ciudadano) nos ha hecho "pasar" a los que, a pie, nos hemos tenido que pelear con vallas, barro y losetas sueltas a diario. Me exalto y me pongo roja pensando si no se puede acabar bien algo, si de verdad es que nos merecemos los ciudadanos que unos trozos de hierro herrumbrosos nos acompañen en nuestro paseo y, y, y... Pero me tranquilizo y me digo, nada Pami, tranquila que esto es algo provisional mientras el herrero, que debe tener un trabajo de no te menées, ha puesto en la cola el pedido y lo pondrá en su momento.

Luego, andando, me voy a Pio XII y veo estas vallas, tan igualitas a éstas, tan bien colocadas, tan viejas y, seguro, seguro, tan provisionales como las otras y, claro, me tengo que volver a cabrear...