50 años no es nada...
A un edificio como el de la Iglesia de San Sebastián, tan austero, bello y con más de 700 años en sus muros, le tiene que sonar a prepotencia y casi chufla que unos humanos ególatras y pasajeros se pongan a celebrar 50 años de existencia de algo tan terrenal y efímero como una parroquia.
Estoy deseando leer las letras conmovidas y llenas de vida espiritual de nuestro alcalde en la revista que la parroquia ha editado con este motivo. Seguramente, hablará del "importante simbolismo" para los montillanos de este templo o del valor "sentimental y religioso" que cargan sus 700 años de vida. Esto ya me suena. O, si le tocase escribir al otro místico de la corporación, seguramente se referiría a la importante "labor de la parroquia de San Sebastián" en el barrio.
Si le dieran sitio para escribir y una cámara de fotos a la pobre Iglesia, igual sorprendía a estos juglares de poca monta enseñando lo que parece ser que nadie ve: que el respeto a los símbolos religiosos va un poco más allá de los hinojos fitos y los golpes de pecho y que el reconocimiento del valor sentimental y artístico a nuestro patrimonio requiere de acciones valientes y no buenas palabras.
O si no, ¿qué dice de todos ellos el trato que recibe el entorno de la Iglesia más antigua de Montilla?:



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