Todos mal
Mi padre siempre contaba el mismo chiste. O mejor dicho, siempre contaba los dos mismos chistes, que eran los dos mismos que siempre contaba mi abuelo. Uno no viene al caso, pero el otro era ese de la madre que veía a su hijo desfilar con el paso cambiado al resto de soldados y decía: "Hay que ver lo bien que desfila mi niño y todos los demás, equivocados".
Pues en la calle La Cruz le pasa igual a este hombre del coche chico: Todos mal aparcados, menos el suyo. Eso, sí, acierta un mes sí y otro no, porque mientras que todos cambian de acera según el mes y la señal, él pasa de todo. Aparca en su puerta "y yastá". Total, si el coche apenas ocupa sitio...

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